martes, 31 de agosto de 2010

Un trabajo muy sucio, pero bien hecho

Como buen rubio de corazón, no puedo evitar sentirme atraído por las apariencias físicas (afortunadamente sólo por un momento, nunca por un mucho), que en ocasiones me dejan un mal sabor de boca (y uno que otro mordisco) mientras que otras descubro que el exterior no es más que un breve vistazo al interior, eso fue lo que pasó con Un trabajo muy sucio de Christopher Moore.

Primero me llamó la atención la jocosa portada, la bebe-calavera, su ironía, no sé, así que pese a que tenía en mente ir por otro libro, me dejé llevar por las apariencias y compre éste.

La experiencia no pudo ser más grata. La lectura fue como bajar la ventana del carro en un día de verano y sentir la brisa golpear en la cara.

Es la historia de Charlie, un macho beta, que un día pierde a su mujer al dar ésta luz a una bebé, para sorpresa de él descubre un hombre vestido de verde en la habitación de su mujer que desaparece misteriosamente. A partir de entonces cosas raras pasan: gente muere, objetos brillan, demonios se aparecen, seres del inframundo lo atacan y él sigue tan macho beta como siempre.

Y pese a que este libro generó que la gente dudará de mi sano juicio por las carcajadas esporádicas mientras estaba solo leyendo (leyendo mamá, ok, no escuchando voces inexistentes) es un libro por demás recomendable.

Mezcla humor y muerte (dos de mis tópicos favoritos) de una manera encantadora, es como ver caer de su silla a la maestra de matemáticas en la primaria: sencillo y tonto, pero inolvidable.


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