No, no te he olvidado.
Fuimos otra vida, que vista en retrospectiva parece ajena, pero
te tengo presente y le sonrío a tu recuerdo.
Te honro, te vivo y te extraño, porque sé que éste sería un
mejor mundo si siguieras aquí.
Ojalá puedas echarte un clavado y vernos, acá todo sigue
normal, con tu ausencia, que hace una gran diferencia, pero normal.
No me diste la vida, pero me diste el valor de vivirla, no
sé si me explico, no sé si me entiendo.
El mundo quedó mutilado con tu partida, pero continuó
avanzando. La música cada día es peor, la calidad de vida también, pero vale la
pena, hay cosas buenas, gente maravillosa, historias que motivan, cafés que
despiertan, perros que mueven la cola y lunas de película.
Pero no, no te he olvidado, eres parte de mí.
No te he olvidado, te extraño, me haces falta, te añoro, te
pienso, pero sobre todo te deseo felicidad, que todo lo bueno del mundo te
llegue al doble, que sonrías, que rías, que cantes a todo pulmón, que el clima
te sea perfecto, que exista serenidad en tu existencia, que las lunas te
maravillen y los perros te meneen la cola, que mis pensamientos te lleguen y
que sepas que dejas bien en este mutilado mundo.
Descansa en paz y ten la certeza que sigues en mi corazón,
en la parte más alegre y agradecida de él, porque fuiste bueno.
Acá sigo, Arturo Ramírez Sánchez.