jueves, 5 de agosto de 2010

Cat on a hot tin roof (1958)

Recién pude volver a ver Cat on a hot tin roof y volví a quedar encantado con Maggie “The Cat” y Brick, interpretados magistralmente por Elizabeth Taylor y Paul Newman, dos figuras clave en la historia cinematográfica y con un merecido lugar dentro del Olimpo fílmico (lugar que Paul ya reclamó y tomó al pasar en 2008 a la inmortalidad).

La película trata sobre la difícil etapa que atraviesa el matrimonio de Maggie y Brick y que queda descubierta en el cumpleaños de Big Daddy, padre de éste.

Maggie es una hermosa mujer fervientemente enamorada de su esposo, frustrada por la falta de vida sexual de la pareja y la consecuente falta de hijos; Brick es un ex ídolo deportivo que sufre de alcoholismo, vive de sus glorias pasadas, amando el ayer y rechazando su presente, principalmente abatido por la muerte de su amigo Skipper (se sugiere incluso que la relación de ambos era un tanto más profunda que una “simple amistad”)

Así, Maggie hace todo lo posible por tratar de complacer a su esposo, para que éste a su vez haga todo para complacer a su enfermo padre y les garantice así una cuantiosa herencia (herencia que Gooper, el hermano de Brick también anhela, impulsado por su codiciosa e irritante esposa Mae).
En el trascurso de la película salen a relucir las verdaderas personalidades de los implicados hasta llegar al clímax de la historia.

Mi interpretación favorita es la de Paul Newman, quien como siempre da muestra de su potencial interpretativo dando vida a Brick, con su mal humor, sus constantes cambios de humor y su inagotable ironía (“Maggie tiene buen gusto en algunas cosas, pero nunca en hombres”).

Recomendable película con buena historia, buen reparto, y mucho eye candy.

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